Compromisos Asumidos en México Frente a la Actualización de la NDC
El impacto del cambio climático nos plantea retos que implican mirar de manera crítica y con una nueva conciencia el bienestar de las personas en interrelación con el del planeta. Reducir la vulnerabilidad, los daños y pérdidas medioambientales son solo algunos aspectos que hoy en día están movilizando los compromisos que orientan la política climática y el desarrollo integral y sostenible. Este encuadre de aspectos, refuerza la importancia y la necesidad de contar con compromisos claros y contundentes para intensificar las acciones en la lucha contra el cambio climático, como el Acuerdo de París (AP), el cual establece que cada país informe sus compromisos de mitigación y adaptación en su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), la cual deberá actualizarse cada 5 años mostrando una progresión respecto a la anterior, así como la mayor ambición posible.
En cumplimiento del AP, México hizo entrega de la actualización de su NDC el 30 de diciembre de 2020. En dicho documento se reitera la meta de eliminar la deforestación neta para el año 2030, haciendo énfasis en las acciones relacionadas con el componente de mitigación en el sector USCUSS y la meta de tasa cero deforestación neta de adaptación. Hasta marzo de este año, 80 países habían enviado la actualización de sus NDC a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), poco más del 40% de las partes, representando 30% de las emisiones globales.
A través de la consultoría “Análisis sobre las oportunidades y retos de la política pública federal vigente para dar cumplimiento a la NDC de México” a cargo de Jaime Severino Romo en colaboración con la Iniciativa Climática de México (ICM), se analizaron las actualizaciones de la NDC y algunas políticas públicas vinculadas al sector Uso de Suelo, Cambio de Uso de Suelo y Silvicultura (USCUSS) que juegan un papel importante en su cumplimiento.
El análisis de la consultoría afirma que la actualización de la NDC, expande las medidas de adaptación e incorpora diversas líneas de acción para mejorarlas, como la consideración de la Adaptación Basada en Ecosistemas, una reiterada mención a la atención a grupos y comunidades vulnerables y la intención de fortalecer los instrumentos de política pública y de promover el financiamiento en la mayoría de las líneas de acción. No obstante, mantiene sin cambios el compromiso de mitigación, que no representa una reducción de emisiones respecto a las de 2020.
Las emisiones de GEI del país en el año base 2013 fueron de 665 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2e), y se estimaron en 792 MtCO2e las de 2020, por lo que la meta de emisión de 781 MtCO2e al 2030 de la NDC no representa una reducción real si se toma como base lo emitido en 2020, siendo que resulta fundamental disminuir notablemente las emisiones para el 2030 y se insta a aumentar la ambición en la NDC.
Diferente a lo que es de esperarse en un documento de compromiso global como la NDC, esta actualización no establece los mecanismos a través de los cuales se harán realidad las líneas de acción. La falta de inclusión de detalles sobre estas implementaciones deja abierta la posibilidad de incertidumbre sobre los resultados, sobre todo con la ausencia del Programa Especial de Cambio Climático 2020-2024 y de una actualización de las rutas de implementación de la NDC.
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